25 millones de ciudadanos argentinos vive en situación de pobreza. Ese es el número que estimó el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina, al estipular que a fines del 2023, la tasa de pobreza era del 44 y que, en los primeros tres meses -que coinciden con la gestión de Javier Milei- la pobreza ascendería al 55 por ciento. En tanto, Milei también se debería colgar la cucarda de casi duplicar la tasa de indigencia: según la medición de la UCA, en ese mismo periodo se calcula una suba del 9,6 al 17,5 por ciento.
Los número derivan del informe que recibió el nombre de Radiografía de la pobreza en Argentina: realidad social y solidaridad que es esperanza. Allí, mediante gráficos y números indican que este brutal incremento se atribuye, en gran parte, al impacto de la inflación de los últimos meses y a la suba principalmente en el rubro alimentos que afectó a los estratos más bajos de la sociedad.
Asimismo, el estudio asegura que unos 7,8 millones de personas están en un estado de pobreza extrema o indigencia, es decir, se ubican por debajo de la canasta básica alimentaria (CBA).
Por su parte, el 20,6 por ciento de los hogares que sufren insuficiencia alimentaria total son alrededor de 3,7 millones de viviendas que albergan a unos 11 millones de habitantes.
La pobreza también se refleja en la falta de acceso a servicios básicos y en la alta dependencia de las ayudas del Estado. El informe detalla que el 42,6 por ciento de los niños, niñas y adolescentes viven en hogares que reciben la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentaria. Además, el 50 por ciento de los menores asisten a comedores escolares, el 36,7 por ciento reciben cajas o bolsones de alimentos de comedores y el 11,1 por ciento de comedores no escolares.