En Córdoba, la Justicia declaró adoptable a un bebé nacido por gestación subrogada tras el abandono por parte de la madre comitente (una mujer francesa) que decidió no criarlo, y también por la gestante, que dijo no tener condiciones económicas para hacerse cargo.

El niño nació prematuramente (nueve semanas antes) y presentó problemas respiratorios, por lo que permaneció internado los primeros días.

Al recibir el alta médica, quedó al cuidado de una familia de guarda, bajo la tutela de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia.

La jueza responsable del caso aseguró que el niño había sido tratado como un “producto rechazado” y que su dignidad humana fue vulnerada, enfatizando que cada niño merece respeto, cuidado y amor, independientemente de cómo haya sido concebido.

Se destacó que no existía un proceso judicial previo para homologar los consentimientos en el procedimiento de subrogación, ni para determinar la filiación del menor.

Aunque la subrogación por sustitución no está expresamente regulada en la legislación argentina, se sostuvo que los derechos fundamentales de los niños, como el derecho a formar familia, al acceso a la ciencia, y a una protección integral, imponen obligaciones al Estado para actuar ante situaciones de vulneración.

El caso reavivó el debate ético y legal en Argentina sobre la subrogación, especialmente respecto a la falta de regulación, los derechos del niño nacido por este método y las responsabilidades de quienes participan.

“Turismo reproductivo” y “cosificación de niños”: así definió lo sucedido en el último tiempo respecto a la subrogación la abogada Rosanna Sosa Baracco, en comunicación con Daniel Arce para el programa Arriba La Radio de Radio La Bomba.

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