Lo que debía ser una fiesta deportiva por los octavos de final de la Copa Sudamericana terminó en una de las jornadas más violentas del fútbol sudamericano en los últimos años. El partido entre Independiente y Universidad de Chile, disputado en el estadio Libertadores de América, fue suspendido por Conmebol tras desatarse graves enfrentamientos entre hinchas de ambos clubes.
Según los primeros reportes, los disturbios comenzaron al inicio del segundo tiempo, cuando un grupo de simpatizantes de la U. de Chile, ubicados en la segunda bandeja del estadio, arrojó proyectiles, bengalas y bombas de estruendo hacia la parcialidad local. La situación se descontroló rápidamente: barras bravas de Independiente irrumpieron en la zona visitante, atacando con palos, armas blancas y objetos contundentes.
Las escenas fueron estremecedoras: algunos hinchas chilenos fueron golpeados, desnudados e incluso empujados desde las tribunas, lo que provocó lesiones de gravedad. Imágenes en redes sociales mostraron la brutalidad del enfrentamiento, incluyendo a menores de edad siendo agredidos.
El saldo provisorio indica más de 10 heridos de gravedad, entre ellos dos con fracturas craneales, y hasta tres posibles fallecidos, según medios internacionales. La policía detuvo a más de 90 personas, aunque algunos reportes elevan el número a 300 arrestos.
Conmebol suspendió el partido y abrió investigación
La Conmebol emitió un comunicado oficial suspendiendo el encuentro por “falta total de garantías de seguridad” y confirmó la apertura de un expediente disciplinario para investigar responsabilidades institucionales y operativas. La organización evalúa sanciones que podrían incluir la eliminación directa de Independiente, clausura del estadio y multas millonarias.
Reacciones de los clubes
Desde Independiente, el presidente Néstor Grindetti deslindó responsabilidades del club y culpó a “la provocación violenta” de la hinchada visitante. En tanto, el presidente de Universidad de Chile, Michael Clark, apuntó contra la organización del evento y calificó como “inaceptable” la ubicación de los hinchas en una bandeja superior sin protección.
“El foco hoy está en los heridos y en que se haga justicia. Esta fue una emboscada”, declaró Clark desde el aeropuerto de Ezeiza, donde se organizó el retorno anticipado de la delegación chilena.
Impacto regional
El episodio ha generado fuertes repercusiones en Argentina y Chile, con exigencias de acciones concretas contra las barras bravas y llamados a revisar los protocolos de seguridad de Conmebol. Organismos de derechos humanos también repudiaron la violencia, en especial por la presencia de menores agredidos en los incidentes.
Conmebol dará a conocer su resolución oficial en los próximos días. Mientras tanto, el fútbol sudamericano suma un nuevo y trágico capítulo marcado por la violencia en las tribunas.